Hasta hace unos años, la única posibilidad de salvaguardar los datos de una empresa era utilizar medios físicos, como discos, cintas, memorias USB… En este artículo vamos a hablar de las diferencias entre el backup tradicional y backup en la nube. A priori, podría pensarse que contar con un dispositivo que podemos mirar y sostener entre las manos garantiza una mayor seguridad TI. Ese era sobre todo el pensamiento que tenían muchos gerentes, o responsables de TI, cuando alguien les hablaba de “pasarse a la nube”.

Sin embargo, hoy día, quien más y quien menos, ya sabe que los medios físicos pueden sufrir desperfectos y tienen una capacidad limitada que, a menudo, no es ampliable; y, además, no están “ahí” siempre que los necesitamos, sobre todo si tenemos en cuenta que con las dinámicas de empresa y trabajo actuales ese “ahí” varía constantemente (teletrabajo desde casa o desde espacios de coworking, trabajo in itinere durante los viajes en transporte público, reuniones y presentaciones fuera de la oficina…). Todo ello, y su buen funcionamiento, han convertido el cloud en una opción más que recomendable.

La importancia de salvaguardar los datos

Antes de ver las diferencias entre backup tradicional y backup en la nube, veamos por qué la seguridad de la información de cualquier negocio se ha convertido en un elemento clave. Primero, porque la dependencia de los sistemas informáticos es total en la actualidad. Lo que puede suponer una gran ventaja para las empresas que sepan aprovechar las nuevas tecnologías, también es un condicionante en el caso de incidentes que afecten a los sistemas. Segundo, porque los datos en circulación son cada día más numerosos y están más expuestos: se trasladan, en ambas direcciones, de la central de la empresa a las franquicias, a los empleados y colaboradores, quienes a su vez también envían documentos a la central, etcétera; las posibilidades para hackers y ciberdelincuentes de interceptar alguna de esas idas y venidas, encontrar una brecha en la seguridad y atacar es más alta que en cualquier otra época.

Y no solo se trata del cibercrimen, los incidentes graves de otro tipo (por ejemplo, incendios o inundaciones) también pueden conllevar pérdida de datos. Una pérdida que en el caso de determinada información es grave por sí misma, pero a la que se añade otro importante problema: la dependencia de la que hablábamos hace que, a menudo, sin datos no se puede seguir con la normal operativa de un negocio. Y pocos negocios se pueden permitir dejar desatendidos a sus clientes.

Lo que la nube aporta a la seguridad de las empresas

Visto lo visto, un buen sistema de copiado (y un plan probado de restauración de copias) es la única garantía que tienen hoy las empresas de garantizar su supervivencia en caso de incidentes graves. Aunque este papel del backup ya se venía cumpliendo (en algunas compañías aún es así) con sistemas tradicionales, el aumento de los procesos de digitalización ha puesto de relieve algunas limitaciones de los mismos. Limitaciones que se superan en los backup que utilizan la nube.

Por ejemplo, con un método de copias en dispositivos físicos, a diferencia de lo que ocurre con el cloud, el acceso a la información no es inmediato ni puede realizarse desde cualquier lugar. Asimismo, solo la persona que tenga acceso físico a la copia (al servidor, disco duro externo, etc.) podrá recuperar la información, mientras que en el caso del backup en la nube lo podrán hacer una o varias personas de forma simultánea y desde distintos dispositivos. El proceso manual de copiado al que abocan los sistemas tradicionales es otro hándicap. En cambio, en los métodos virtuales disponibles en la actualidad los procesos se automatizan, una garantía de continuidad del grabado de datos que se haya previsto. Y aún podemos mencionar más diferencias (mayor memoria y más facilidad para gestionarla en función de las necesidades de la empresa, por ejemplo), y en todas ellas la nube saca ventaja a los métodos tradicionales.

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